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La antigua y casi invisible calle de Chiquis, en el Centro Histórico

La antigua y casi invisible calle de Chiquis, en el Centro Histórico

Cuántas historias guardan las piedras, los muros y las banquetas; cuántos recuerdos se esconden en los resquicios, en las fachadas, las molduras y aldabas; qué contarían las esquinas, las puertas y ventanas… Sin duda, las calles conservan el pasado y lo hacen perdurar hasta el presente.


Pasear –no andar en coche, sino “dar pasos, caminar, andar a pie”, como aclarara estrictamente Salvador Novo– por el Centro Histórico de la capital del país puede acarrear disgustos, gentío, pisotones, asoleadas extenuantes, cansancio y hasta ser víctima de una mala pasada; pero también nos trae –y esto es lo importante– gratas sorpresas.

 “No me preguntes cómo pasa el tiempo”, diría el poeta de la ciudad José Emilio Pacheco; sin embargo, las calles podrían responder a tal cuestión porque llevan a cuestas el paso de los años y han atestiguado las transformaciones de esta noble y leal ciudad.

Con el transcurrir de las centurias, unas calles han desaparecido, otras nuevas han surgido y muchas más han cambiado de nombre, aunque su historia sigue siendo una sola. Es el caso de la calle de Chiquis, una vía curiosa y enigmática ubicada a unos pasos del Zócalo capitalino, a espaldas de Palacio Nacional.

Curiosa por el nombre y enigmática porque se menciona poco de ella en escritos históricos sobre la ciudad de México. Por eso lo mejor para descubrirla es andar a pie por entre las calles del Centro Histórico y sorprenderse al encontrar, en la esquina de Soledad y Academia, la placa que registra que esa parte de la vía se llamó “de Chiquis” de 1869 a 1928.

Lo que hoy es Academia, en el tramo entre Corregidora (en el siglo XVI nombrada calle del Colegio de Santos; en el XVII de la Acequia, y después, a partir de septiembre de 1862, de Zaragoza, en honor al héroe de la batalla del 5 de Mayo, quien vivió en esa zona) y Soledad, hasta hace 86 años se le conoció como calle de Chiquis, cuando se solía poner nombre a cada cuadra, y no a toda la vía recta, como desde hace décadas se hace.

El título de la calle tiene origen incierto. Podría referirse a alguna persona conocida por el mote de “Chiquis” que habitara en esa cuadra o a algún suceso ocurrido ahí relacionado con ella, pero eso ya es especular mucho. Lo que sí se sabe es que esta vía fue testigo, a partir de 1573, del paso cotidiano de los destacados estudiantes que asistían al célebre Colegio Mayor de Santa María de Todos Santos (la última parte de su nombre, en honor a su fundador, el canónigo Francisco Michón Rodríguez Santos, rector de la Real y Pontificia Universidad de México), que se ubicaba dentro de su pequeña demarcación, por lo menos hasta 1843, cuando fue suprimido.

De ahí damos un salto abismal en el tiempo para encontrarnos en los primeros años del siglo XX, en una capital con alrededor de 344 mil habitantes. Entonces, la poco afamada y más olvidada calle de Chiquis albergaba los despachos de los abogados –igual poco conocidos– Juan de la Borbolla y Yermo (en el núm. 5), Ignacio Álvarez e Icaza (núm. 11) y Aurelio Maldonado (núm. 13); tres juristas –de los más de 670 residentes en el Distrito Federal– que laboraban y paseaban por esta vía.

En los días actuales, sobre la antigua calle de Chiquis –cuya longitud es proporcional a su breve historia–, entre edificios viejos, ruinosos y descuidados se ubican múltiples comercios, desde boneterías y otras tiendas de ropa, hasta baños públicos y una ferretería. Da la sensación de que todo podría caber en esta rúa –como dirían los clásicos–, hasta su propia historia, que sin duda continuará por mucho tiempo, aunque la calle cambie de nombre…


La antigua y casi invisible calle de Chiquis, en el Centro Histórico

FOTOGRAFÍAS: RICARDO CRUZ, 2014

PUBLICADO EN CIUDAD ÍNTIMA

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